Su bragueta abierta
Viernes en la mañana, cafetería central de la universidad.
Un día más de estudio. Sentada allí ,intentando crear una crónica en cuarenta y cinco minutos para entregarla al final de la clase junto a mis compañeros inseparables: Amalia, como el nombre de la novela de José Mármol, y Christian. Estando en aquel lugar, los tres,al lado de un grupo parlanchín de amigos que sin ningún pudor hablaban sobre la diversidad sexual existente, la tusa de claudita , las noticias relevantes del facebook y especialmente de la condición homosexual de uno de ellos.Los oía detenidamente como si el tiempo no pasará, no puedo negarlo ,me gusta el chisme pero para mi labor es difícil escribir sin concentrase. Así que saque mi desordenada agenda y empece a escribir todo lo que oía y veía, a ver si asi podía percibir algo insólito que le diera vida a mi escrito, mientras una fastidiosa abeja revoloteaba al rededor del cabello ondulado de Amalia y a ratos del mío.
Trato de concentrarme una vez más ,pero es complicado en un lugar tan transitado como es cafetería .Sigo observando con la intención de plasmar algun detalle interesante en mi crónica. De inmediato pasan mis compañeros de clase, tal vez los más aplicados, entre ellos Luisa Villafrade, quien sonrie y levanta sus cejas como queriendo decir " que le rinda". También le sonrió pero sigo observando, está vez al frente, veo un joven guapo de cabello crespo, mirada chica, camisa roja, un escapulario en su pecho, una cantidad de manillas en sus muñecas, la típica manilla verde : SOY UIS y más abajo su bragueta abierta, su bragueta abierta. Saluda a su novia cariñosamente, al igual que a sus amigas pero no se percató de ponerse bien su pantalón. Si un amigo lo viera o por qué no si ellas cayeran en cuenta les daría risa como a mí. Ni que se le ocurra sentarse, seria más notorio, más evidente. Y la recocha podría empezar.
Mi crónica no pasa de ser una hoja, qué poca producción y que hambre tengo.