lunes, 13 de diciembre de 2010

El lenguaje, la imagen y su evolución

El lenguaje es un recuerdo comunicacional  con que cuenta el hombre de modo natural, el cual  ha evolucionado desde su forma  primigenia hasta la alfabetidad. Hasta la lectura y la escritura.  La misma evolución debe tener  lugar en todas las capacidades humanas involucradas  en la pre visualización, la planificación, el diseño  y la creación de objetos visuales, desde la simple fabricación de instrumentos   y los oficios de la creación  de símbolos y la creación de imágenes, pero que hoy gracias a la increíble capacidad de la cámara, es una opción abierta  a cualquier persona interesada en aprender  un reducido número de reglas mecánicas. Antes existía la cámara de rollo y ahora la cámara digital, la cual registra y almacena imágenes fotográficas en forma digital, de forma tal que se pueden guardar en una PC, para luego recuperarlas, decodificarlas, verlas proyectadas en la pantalla de la computadora, e imprimirlas. 


 



















Todo ha evolucionado  y seguirá evolucionando con el paso de los años. Como el lenguaje  que  en el principio  comenzó con imágenes, progreso a los pictográficos, pasó a las unidades fonéticas y finalmente al alfabeto. Cada  nuevo paso adelante  fue, sin duda,  un progreso así una comunicación más eficiente. Pero hoy son números los indicios de un retorno de este proceso hacia la imagen, inspirando nuevamente la búsqueda  de una mayor eficiencia. La cuestión fundamental  es la alfabetidad y lo que significa en el contexto del lenguaje, así como que analogías  pueden establecer con el lenguaje y aplicarse a la información  visual.  El lenguaje ha ocupado una posición única  en el aprendizaje humano. Ha funcionado como medio de almacenamiento  y transmisión de la información  como vehículo para el intercambio  de ideas  y como medio para que la mente humana  pudiera contextualizar. 


También se considera  el lenguaje como un medio del legar   a una forma de pensamiento superior  a los: modos visual y táctil.   Aun que hay que aclarar que el lenguaje y la alfabetidad no son la misma cosa. Ser capaz de hablar  un lenguaje  es muy distinto  de alcanzar la alfabetidad  a través de la lectura y la escritura, aunque podamos aprender a entender  y usar el lenguaje en ambos niveles operativos. Sólo el lenguaje hablado  evoluciona espontáneamente.
Aun que hay lingüistas  como Noam Chomsky, quien asegura que  la estructura biológica del lenguaje es innata, la alfabetidad  verbal, el leer y escribir, ha de aprenderse, en cambio, mediante un proceso escalonado.
Es importante mencionar que  el mayor peligro  que puede  presentarse en el desarrollo  de una aproximación de la alfabetidad  es intentar sobre definirla.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Aprender a leer : experiencia definitiva y trascendental en la formación de una persona.



Si Pinocho, que es ese niño modelo, fue capaz de vender la cartilla que le costó a su papá casi morirse de frío en invierno... ¡cómo no habrán querido vender la suya todos los niños de todos los tiempos! Pero no se nos olvide que todos recordamos de memoria la cartilla en que aprendimos a leer.

Aprender a leer es visto como una experiencia definitiva y trascendental en la formación de una persona. Es una habilidad tan esencial como  saber hablar, según  Collodi.  La mejor iniciación  lectora debe empezarse  desde el hogar, con los relatos de familia, con los cuentos que cuentan (oralmente) la historia de los padres y de los abuelos. A todos los niños les encanta saber de dónde vienen, quiénes eran sus bisabuelos, cómo era el pueblo o el barrio donde crecieron sus padres, cómo eran las calles, la  gente de esa época , qué comían, como se vestían y que actividades hacían.
 Pero Por lo general el acto de lectura  inicia  en la escuela  primaria a la mano de las cartillas escolares, las cuales se  recuerdan aún  al igual que los  profesores, los cuales siempre están diciendo lo que hay que hacer y cómo hacerlo. La manera de decirlo y las formas que utilizan para esto, pueden o no agradarle al menor. Si al niño le gusta su maestro, con toda seguridad va a aprender con interés y rápidamente; y si la relación no es buena, va a repercutir en su aprendizaje. Del maestro depende que leer se convierta en una actividad  placentera o en un martirio para el estudiante. Pero no sólo influye la relación existente entre maestro-estudiante si no el método que se utiliza para enseñar a leer, que en la mayoría de los casos es el tradicional e inadecuado.
                                                      En los tiempos pasados se enseñaba a leer empezando por las letras solas, primero las vocales y después las consonantes: a distinguirlas por el sonido y su grafía correspondiente. También  el enfoque silábico, en el que persistía la exigencia de un proceso de abstracción inmenso por parte del aprendiz para comprender lo que estaba leyendo. Luego  se empezó a enseñar a leer  palabras completas  con su   significado apropiado en la vida real, visualizable, recordable. Y después   el  famoso método semántico, en el que la frase es la unidad del lenguaje entera, con sentido, y que considera la lectura como algo recreativo y     gratificante.  Aunque actualmente se sigue enseñando a leer silabeando.

Debido al mal uso de los métodos de enseñanza  se llega a creer en un  supuesto fracaso escolar, del cual solo se considera  responsable el alumno. Y de acuerdo a esto son señalados  como estudiantes "débiles de espíritu", "inmaduros" o "disléxicos.  Y como si fuese poco relacionan su fracaso escolar, y  el analfabetismo   con la pobreza, es decir, que  sí no se tenían  los medios económicos para escolarizarse  en esa época  se quedarían  analfabetas de por vida. En la actualidad no se  cree en un fracaso escolar sino en la existencia de ciertas  dificultades, las cuales  se presentan más para quienes  no está acostumbrados desde muy jóvenes al mero ejercicio físico, visual y de concentración, de la lectura. Lo cual se verá superado con tiempo e insistencia.
Los materiales para los primeros años escolares son las cartillas, que plasman todo lo contrario de lo que es el niño. Presentan un mundo de espacios y costumbres diferentes, que no puede identificar porque su contenido es pasado, de la generación de  sus padres o abuelos. Y también la  falta  de imágenes  en los libros. Un libro sin imágenes, y  sin color  no atrae la atención de los niños que no saben leer. Por eso  hay que crear buenas cartillas, cartillas diferentes, con lenguajes  e historias diversas  para que el niño sienta la necesidad de leerlas y de darles  el valor, y el carácter de libro que se merece. Debido   que en  la actualidad  los niños prefieren  aprender a leer: la publicidad, la página roja del periódico, los logotipos comerciales, los emblemas deportivos, la televisión; toda cantidad de lenguajes gráficos. Y de esta manera la cartilla de lectura se vuelve a quedar atrás. Aunque los medios tan nuevos difícilmente superan el nivel elemental del libro, de los relatos que manejan en la escuela porque los libros, a veces, van mucho más allá que la simple necesidad de entretenimiento y de  los esquemas elementales de la narrativa.  Sin embargo La Internet  y  el correo electrónico están introduciendo nuevos innovados  estilos de habla y de escritura que están siendo generados gracias a estos medios.
No  se podría finalizar el texto  sin mencionar que los libros  y la lectura nos transforman para la vida y para  bien.